Oposiciones maestros… El verano no es época de estudio… ¿o si?

Oposiciones maestros… ¿Opo… qué? ¡Si es verano!

Llegan los esperados días de julio y agosto, y con ellos el calorcito, los días largos, las terrazas llenas, la playa, la cerveza con los amigos, el vinito… según el gusto.

Son los días de hacer planes con tu pareja, amigos y familia, ya sea en la costa, en la montaña, en el pueblo, en la ciudad… Todo nos apetece, ya sea porque el tiempo acompaña o porque llevamos todo el año esperando los tan codiciados días de calor.

 

 

Senderismo, deporte al aire libre, tumbarse en la arena, un picnic en el jardín, dar un paseo, refrescarnos en la piscina del pueblo o en la vera del río, y cómo no, por las noches unas tapitas  en la plaza porque el tiempo acompaña. Nos apetece todo esto y mucho más. Nos apetece todo menos estudiar.

¿A quién le apetece repasar? ¿Quién  rescata los apuntes en estas condiciones? ¿Qué valiente dice que no a tantos y tan jugosos planes de verano por aprenderse las nuevas metodologías educativas? ¿Quién rechaza un paseo por la playa al anochecer por quedarse en casa estudiando?

 

La respuesta a todas estas preguntas es fácil: pocos, muy pocos. Es un gran sacrificio. Pero la cuestión no es de todo o nada, ahí está la clave. Ni hay que renunciar a todos esos planes, ni ponerse a estudiar todo el día como si la oposición fuese en septiembre. La oposición es una carrera de fondo en la que hay que ir calentando poco a poco. Y el verano puede ser una buena época para empezar.

La persona que es capaz empezar a realizar pequeños sacrificios, podrá incrementarlos poco a poco sin tanto esfuerzo, y es además la persona que probablemente aprobará esa tan soñada oposición. Y esa persona perfectamente puedes ser tú. 

Si, lo has leído bien, tú puedes realizar estos pequeños sacrificios porque sabes en tu interior que el premio al final del camino es mucho mayor, y podrás retomar aquellos planes que has dejado en el tintero, y todos los planes que puedas imaginar porque habrás conseguido tu objetivo. ¡Aprobar!

 

En verano los días son más largos y eso puede ser una ventaja porque, aunque los días tienen siempre veinticuatro horas, los días de verano dan para mucho, y por qué no, también para darle un repaso a ese tema «que me costaba tanto», o para preparar un supuesto que no me dio tiempo a terminar en los meses de invierno «porque los días no me daban para nada», o por qué no, dar ese pequeño salto de calidad a la programaciónEl verano da para esto y para mucho más. 

 

La clave es intercalar el repaso, la toma de contacto con los apuntes… con los amigos, las cervezas en las terrazas o las escapadas de fin de semana en la playa. Si nos organizamos bien, habrá tiempo para estudiar y para darse placeres veraniegos. De hecho no hay que renunciar a ellos porque son los que nos dan fuerzas para seguir adelante.

 

Así que, querido opositor, si hemos realizado el objetivo del día… ¿Por qué no celebrarlo con un vino y buena compañía? Y si hemos cumplido con el objetivo de la semana… Un día de campo o de playa nos hará recargarnos por fuera y por dentro. Nos dará un motivo más para seguir estudiando.

 

 

 

 



 


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